Nuevos centros y multiespacios unen la creación artística en sus diferentes disciplinas, eliminando fronteras entre ellos a la vez que promueven el debate sobre la cultura; visitamos algunos de los más recientes en Barcelona.
Pensar la práctica artística contemporánea a partir de una serie de parámetros inscritos en la hibridación. La hibridación como síntoma y como consecuencia, como lugar de intercambio donde no sólo confluyen teoría y práctica, individuo y colectivo, entre muchos otros binomios, sino también disciplinas, ámbitos de acción y agentes culturales involucrados. Todo ello abrazado por un concepto que todavía hace pensar: alternativo.
¿Qué es alternativo? O qué debería ser? De acuerdo con el origen de la palabra viene a ser como el otro/nativo, es decir, algo nacido con nosotros, en el seno de lo que a priori es aceptado, aunque en su proceder, y aquí la ambigüedad del término, cueste aceptarlo como tal. Lo otro que juega, de alguna manera, un papel diferente, que tiene cierta libertad institucional, social y cultural.
Alrededor de algunos de estos estallidos conceptuales han nacido algunos espacios que se encuentran en Barcelona y su área metropolitana. Cada uno con un perfil propio y autónomo, parcelando esferas pero abriendo campos de reflexión política y social. Actuando a favor de entender cualquier práctica y/o acción artística como un acto político para inscrito en el desarrollo de la contemporaneidad.
Desde la periferia nos llegan ecos de dos centros: La Nau Estruch en Sabadell y ADN Platform en Sant Cugat. El primero ya tiene un recorrido largo. L'Estruch, como suele llamarse, ha centrado buena parte de sus intereses en lo que ellos han denominado arte en vivo, bajo la dirección, hasta hace un año escaso, Óscar Abril, que ha desplegado, junto con un equipo reducido, una agenda amplia de actividades a fin de unir escena, audiovisual y multimedia, siempre partiendo de una proximidad y un dialogo con todos los agentes implicados y el público presente.
Con menos tiempo en las espaldas, ADN Platform convoca desde su apertura un conjunto de actividades que interpelan de alguna manera las prácticas artísticas y curatoriales, sin que ello les impida apoyar su producción. De hecho, las dos direcciones tienen lugar de manera paralela y complementaria a través de un concurso. De esta manera, la misma gestación de la obra y de la exposición forma parte del proceso de reflexión, proceso que se ve contaminado, positivamente, por toda una serie de visitas, residencias y toda una clase de programas públicos que vienen a ampliar algunos de los principios que caracterizan el espacio que la galería tiene en Barcelona.
Más cercanos a Barcelona pero todavía desde los márgenes, en el barrio industrial de Poblenou y prácticamente recién nacido encontramos Le Somni, un sueño llevado a cabo por Jordi Trullàs y María Molina. Le Somni consta de dos espacios, uno polivalente que une arte y diseño y que reflexiona, junto y por separado, a partir de las programaciones de vídeo, presentaciones de libros, debates y coloquios. Y, por otro lado, un espacio de cualidades estéticas destacables que se proyecta como una especie de Editorial del mobiliario.
Continuando en los márgenes, aunque no geográficos, en el corazón del Raval encontramos La Poderosa, un tipo de asentamiento nacido el año 2000 bajo la voluntad de encontrar nuevas vías de continuidad artística y de derribar formulaciones estáticas en torno a la danza y sus manifestaciones. Bautizadas como Las Santas, Bea Fernández, Mónica Muntaner y Silvia Sant Funk, convierten el habitáculo en un lugar para la movilización del cuerpo y del pensamiento. De hecho, aquellos que han podido disfrutar de algunas de sus propuestas saben que no dejan indiferente, al contrario. Se puede decir, además, que siempre se/nos interroga con un discurso que cuestiona la acción social y cultural, o más bien lo que puede haber entre ellas.
Sin salir del Raval y a escasos metros del MACBA, nos encontramos Et Hall, una pequeña galería especializada en dibujo contemporáneo por la que ya han pasado artistas como Francisco Ruiz, Juan Ugalde o Sergio Prego, entre otros. De la mano de Jorge Bravo, encontramos un espacio que sabe acoger y que se permite llevar a cabo una tarea paralela que incide en el campo de la edición. Próximas también a esta versatilidad que va más allá del ámbito mercantil, Rosa León, Zaida Trallero y Joao Laia son los promotores de The Green Parrot, un espacio situado en el Barrio Gótico centrado en la transversalidad de las prácticas artísticas contemporáneas. Bajo la premisa de menos es más, realizan algunas exposiciones al año siempre acompañadas de coloquios y encuentros que permiten profundizar en algunos aspectos que abren nuevas lecturas no sólo sobre el presente sino sobre determinadas manifestaciones artísticas que nos preceden y que aún requieren de 'atenció e investigación seria y sin prejuicios.
Tomando conciencia del tiempo que corren y sin complejos, Art Deal Project se erige como una agencia de arte contemporáneo que pretende acercar al público proyectos artísticos de creadores emergentes. El colectivo ofrece propuestas en lugares inusuales, múltiples e inesperados, siempre bajo el mismo signo: el de remover las conciencias y conectar con el contexto actual.
Y por último, y aunque en este momento están haciendo mudanza (los encontraremos en adelante a los antiguos cines Renoir), se puede mencionar la tarea que desde hace muchos años lleva a cabo el equipo de La Caldera. Un colectivo que quiere, y que ha logrado, convertirse en un centro estable dedicado a la danza ya las artes escénicas, gestionado por los mismos artistas que lo frecuentan y ofreciendo una programación inscrita en la experimentación e investigación. La Caldera, aunque desconocido para mucha gente, constituye un centro de referencia en cuanto a las prácticas corporales, una línea de trabajo que da sus frutos y que no puede comprenderse sin adentrarnos en el territorio del pensamiento contemporáneo.
En definitiva ... larga vida a todos ellos!