Patricio Cassinoni nos enfrenta con el desnudo y con nuestro cuerpo, con su exhibición y con lo que usamos para taparnos. Este fotógrafo y pintor argentino, que está exponiendo su trabajo en sendas muestras en Madrid y Barcelona, utiliza en cada una de ellas una forma diferente de tratar el género: por un lado, una mirada basada en formas clásicas, y por otro, una más desenfadada y documental.
Patricio Cassinoni acaba de inaugurar en Barcelona, en la galería ArtDealProject, ‘Common People’, una exposición en la que fotografía a gente anodina, de la calle, gente común pero mostrada con una estética inspirada en el arte renacentista y barroco. El retrato actual, que en otro tiempo era algo exclusivo de las clases más pudientes y cuyos códigos estéticos estaban al servicio del ensalzamiento del retratado, ha pasado ahora a ser popular y accesible, pero de factura menos elaborada. En este proyecto, Patricio Cassinoni, por contraposición, realiza retratos con una estética que crea ese halo de relevancia de los clásicos, pero partiendo de personajes desconocidos.
Además, en todas las fotos hay un elemento en común: los retratados muestran un pezón. Destacar esto permite llamar la atención sobre las construcciones culturales y las políticas sobre el cuerpo que dan validez moral a la representación del mismo, y remarcar cómo estas construcciones no son estáticas, sino que varían a lo largo del tiempo.
“En el arte clásico, se reproduce el cuerpo al desnudo, en contrapunto con lo que pasa hoy en día en redes como Instagram o Facebook, donde la reproducción fotográfica del pezón femenino (sólo el femenino) está censurada. Esto se da como consecuencia de una cultura que “sexualiza” al pezón femenino a través de la mirada y que termina generando políticas de desigualdad entre hombres y mujeres. Desigualdades actuales que denotan las herencias mal digeridas de tiempos pasados y nuevos tabús en la era de la comunicación y la libertad de expresión. Desigualdades y contradicciones que explican muy bien el desarrollo de la sociedad actual en algo tan sencillo y complejo a la vez como es un retrato y la desnudez del individuo”.
Mientras, formando parte de la exposición colectiva ‘Sólo es sexo’ en la galería Fernando Pradilla de Madrid, Patricio Cosinoni expone parte de su serie ‘Only One’. En este caso, no se trata tanto de nuestra relación con el desnudo, sino con aquello que usamos para evitarlo, la ropa. Las sesiones, realizadas en distintas ciudades, tienen como premisa que el modelo ha de elegir una única prenda para la sesión, jugando sobre cómo utilizamos la ropa, no sólo para cubrirnos, sino para comunicarnos.
A Patricio Cassinoni (Buenos Aires, 1975) su gusto por la fotografía le viene de ver a su abuelo, que era un gran aficionado. “Crecí con una cámara alrededor”. Después comezó a estudiar fotografía. “A los 19 años, me cansé de que al ver reveladas mis fotos no fueran como las imágenes que había querido producir y tenía en la cabeza, así que decidí hacer un curso de fotografía y de ahí fue otro y otro curso, y seguí aprendiendo hasta el día de hoy”.
‘Only One’, por su parte, “es un proyecto que surge por la necesidad de tratar de entender un poquito mejor quién soy, quiénes somos, y por qué somos y vivimos de determinada manera –confiesa Patricio.– Y esta vez quise plantear estas preguntas por medio de la ropa o la moda; cómo nos condiciona, cómo nos identificamos con lo que vestimos, si somos conscientes o no de ello. Y como su título indica, básicamente le pedí y pido a la gente que venga a ser fotografiada con un solo ítem de ropa, lo que sea, pero uno sólo. La idea fue que con esta limitación uno tenga que tomar una decisión un poquito más consiente de por qué elige lo que elige”.
‘Only One’ comenzó en Dublín, ciudad en la que vive Patricio, pero también se ha hecho en Barcelona en el 2014 y la semana próxima en Madrid. Hasta el momento han participado en la serie 130 personas, de más de 15 nacionalidades distintas.
Cuando le preguntamos a Patricio sobre la relación con la desnudez de los modelos nos dice: “Creí que iba a ser mucho más difícil tentar a la gente para hacer este proyecto, por eso cada vez que le contaba o invitaba a alguien a participar ponía especial énfasis en aclarar que el proyecto no era sobre “desnudo”, que era sobre estar vestido (o no), pero que era la opción de cada uno. Me parece que mas allá que algunas personas sigan entendiendo la desnudez como un tema tabú, gran parte de la sociedad lo tiene superado. Tenemos una aproximación al cuerpo mucho más saludable que generaciones anteriores, donde todo lo relacionado al cuerpo era pecaminoso”.